En las apacibles calles de El Hatillo, un municipio del estado Miranda en Venezuela, se esconde una sombra siniestra: la de Rebeca García, una mujer que ha sembrado el terror entre las mujeres de la zona con su acoso obsesivo y sus amenazas aterradoras. A pesar de las múltiples denuncias y las pruebas contundentes, las autoridades no han tomado medidas al respecto, dejando a las víctimas en un estado de indefensión y zozobra.
Rebeca García, apodada por algunos como la “Acosadora de El Hatillo”, ha estado acosando a mujeres en la zona desde hace al menos cuatro años. Su modus operandi incluye una variedad de tácticas intimidantes, como:
A pesar de las múltiples denuncias presentadas por las víctimas y las pruebas contundentes que las respaldan, las autoridades venezolanas no han tomado medidas significativas contra Rebeca García. Algunos alegan que su condición psicológica la exime de responsabilidad, mientras que otros simplemente la ignoran.
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Esta falta de acción por parte de las autoridades ha generado un clima de terror e impunidad en El Hatillo. Las mujeres que son víctimas de Rebeca viven con el constante temor de que sus acciones involucren una tragedia, y con la incertidumbre de si habrá alguien que las proteja en caso de ser atacadas.
Es inaceptable que las mujeres de El Hatillo tengan que vivir con miedo en sus propias calles. Las autoridades venezolanas deben tomar medidas urgentes para detener a Rebeca García y proteger a las víctimas de su acoso. Se requiere una investigación exhaustiva del caso, así como la implementación de medidas de protección para las víctimas y la aplicación de la ley correspondiente a la acosadora.
El caso de Rebeca García, alias la “acosadora de el Hatillo”, es un claro ejemplo de la violencia de género azota en Venezuela y en el mundo. Es hora de que las autoridades tomen en serio este problema y protejan a las mujeres de la violencia y el acoso. La impunidad no puede ser la respuesta.