El bloqueo en la autopista México-Puebla ha superado las 44 horas, creando una situación crítica de tensión y disturbios entre transportistas y ejidatarios. Este cierre, que afecta ambos sentidos de la carretera, ha dejado a cientos de vehículos varados, incluyendo tráileres cargados con mercancías que ya comienzan a descomponerse.
El bloqueo comenzó el martes 6 de agosto, cuando ejidatarios de Santa Rita, Puebla, cerraron la autopista en protesta por el pago pendiente de sus tierras, expropiadas hace casi 18 años para la construcción de la autopista.
Aunque han habido múltiples intentos de diálogo, no se ha logrado llegar a un acuerdo. El gobierno federal, liderado por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ha insistido en que el pago solo puede realizarse conforme al avalúo oficial, sin la posibilidad de cubrir una cantidad superior, lo que ha generado descontento entre los manifestantes.
El bloqueo se extiende desde el kilómetro 20, en el Cerro del Elefante, hasta el kilómetro 74, generando filas interminables de vehículos sin posibilidad de moverse.
Los transportistas están particularmente desesperados, ya que muchas de sus mercancías son perecederas y corren el riesgo de echarse a perder. La situación ha escalado a momentos de alta tensión, con enfrentamientos verbales entre los transportistas y los ejidatarios.
Algunos conductores han informado que hay personas enfermas, niños y adultos mayores atrapados en sus vehículos, sin acceso a agua, alimentos o atención médica.
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En una conferencia de prensa reciente, los ejidatarios mencionaron que podrían abrir la vialidad en una hora, alrededor de las 11 de la mañana de hoy. Sin embargo, la situación sigue siendo incierta.
Las autoridades, a través de Caminos y Puentes Federales (Capufe), han informado que el kilómetro 57 sigue completamente bloqueado. La Guardia Nacional de Carreteras mantiene disponible el número 088 para reportes y solicitudes de ayuda. Mientras tanto, los conductores y pasajeros afectados siguen buscando formas de evadir el bloqueo, utilizando carriles laterales y calles alternas, aunque esta situación ha resultado en un embotellamiento masivo, obligando a muchos pasajeros a caminar varios kilómetros en busca de otro medio de transporte.