Marco Verde ha hecho historia al ganar la medalla de plata en la categoría de 71 kilogramos de los Juegos Olímpicos de París. Un logro que México no ha visto desde hace más de cinco décadas en esta disciplina.
Marco Verde Álvarez, originario de Mazatlán, Sinaloa, es una de las promesas más grandes del boxeo mexicano. Con tan solo 22 años, hizo historia al pelear por la medalla de oro en la categoría de 71 kilogramos contra el Uzbekistán, Asadkhuja Muydinkhujaev.
El camino de Marco Verde en París 2024 ha sido impresionante. Desde su debut en los octavos de final, donde venció al mozambiqueño Tiago Muxanga, hasta la semifinal, donde derrotó al británico Lewis Richardson por decisión dividida, Verde ha demostrado ser un boxeador tenaz y estratégico. Cada pelea ha sido un escalón hacia su sueño, el cual busca no solo por él, sino también para honrar a su padre, Manuel “Sammy” Verde, quien compitió en Barcelona 1992.
Aunque Marco Verde creció jugando béisbol, el boxeo siempre estuvo en su sangre. Su padre, un reconocido boxeador amateur, nunca quiso que su hijo siguiera sus pasos, prefiriendo que se dedicara al béisbol. Sin embargo, el destino lo llevó al ring, donde encontró su verdadera pasión. Bajo la tutela de su padre y el entrenador Radamés Hernández, Marco desarrolló una técnica inspirada en el estilo cubano de “pegar y que no te peguen”, lo que lo ha convertido en un contendiente formidable en cada combate.
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Para Marco, esta pelea representa mucho más que una oportunidad personal; es la culminación de un sueño que compartió con su padre. El boxeo es la segunda disciplina que más medallas olímpicas ha dado a México, y Marco Verde ha tenido la oportunidad de añadir una más a esa lista.
Con su talento, dedicación y el legado de su padre como motivación, Marco Verde demostró que tiene todo lo necesario para traer de vuelta a México la medalla que ha sido esquiva durante décadas.