La madrugada de este 14 de agosto de 2024, Mario Marín, exgobernador de Puebla, fue trasladado desde el penal del Altiplano a su domicilio en Xilotzingo, para cumplir con su proceso en prisión domiciliaria. La Fiscalía General de la República no pudo justificar la necesitar de mantenerlo encarcelado.
A pesar de las graves acusaciones de tortura y protección de redes de trata infantil, la Jueza Angélica del Carmen Ortuño Suárez le otorgó la oportunidad de continuar su proceso bajo condiciones menos restrictivas. Para evitar que evada la justicia, se le impusieron medidas cautelares.
Una de ellas es el uso de un brazalete electrónico, vigilancia permanente en su domicilio y la prohibición de salir del estado de Puebla o del país. Tampoco puede acercarse a la periodista Lydia Cacho, a quien presuntamente ordenó torturar en 2005. Adicional a esto, tuvo que pagar una garantía económica de cien mil pesos para asegurar el cumplimiento de estas condiciones.
La decisión de otorgar prisión domiciliaria a Mario Marín ha generado preocupación y controversia. Lydia Cacho, víctima de tortura bajo el mandato del exgobernador, expresó su temor de que esta decisión ponga en riesgo su seguridad y la de su equipo legal. Cacho responsabilizó a la jueza Angélica Ortuño Suárez, quien permitió esta medida, de cualquier daño que pudiera sufrir. La periodista ha señalado que Marín sigue teniendo influencia dentro del Poder Judicial, lo que agrava sus temores sobre las posibles represalias.
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El traslado de Mario Marín a prisión domiciliaria marca un giro desafortunado en la justicia mexicana. Pues a pesar de las medidas cautelares, la preocupación por la seguridad de Lydia Cacho y su equipo legal persiste.