Cada 18 de septiembre se celebra el Día Mundial del Bambú, una fecha destinada a destacar la importancia de esta planta. Aunque se asocia principalmente con Asia, el bambú ha sido utilizado en muchas partes del mundo, incluyendo América. En México, se han identificado 36 especies leñosas y cuatro herbáceas, principalmente en regiones tropicales como Veracruz, Chiapas y Oaxaca. Estas especies no son endémicas, pero son nativas y han sido aprovechadas en diversas industrias.
El bambú en México es fundamental para las comunidades rurales. Pues se utiliza como material de construcción por su resistencia y durabilidad, en la elaboración de artesanías y muebles, y como cercas vivas para proteger terrenos agrícolas. También se ha empleado en la medicina tradicional, donde sus extractos se usan para curar heridas debido a sus propiedades antibacterianas y antiinflamatorias. La Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) ha impulsado su uso en proyectos de construcción sostenible y en la creación de muebles ecológicos.
El bambú se destaca por ser una planta de rápido crecimiento y altamente versátil. Algunas especies pueden crecer hasta un metro por día, lo que lo convierte en un recurso renovable más eficiente que otros materiales como la madera. Además, sus raíces ayudan a prevenir la erosión del suelo, y sus tallos capturan grandes cantidades de dióxido de carbono, contribuyendo a mitigar el cambio climático. Estos factores lo posicionan como una solución ecológica en diversas industrias.
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El bambú, la planta de los mil usos, tiene un papel clave en la sostenibilidad y el desarrollo de las comunidades rurales en México. Su versatilidad en la construcción, la artesanía y la agricultura, junto con sus beneficios ecológicos, lo convierten en un recurso indispensable que merece ser promovido y protegido.