El Síndrome de Rubinstein Taybi es una enfermedad genética rara que afecta a aproximadamente 1 de cada 100,000 nacimientos. Este trastorno se caracteriza por diversas anomalías congénitas y grados variables de discapacidad intelectual.
El Síndrome de Rubinstein Taybi se distingue por características físicas como pulgares y dedos de los pies gruesos, baja estatura y rasgos faciales particulares. Además, quienes padecen esta condición presentan grados variables de discapacidad intelectual y desarrollo.
La incidencia de este síndrome es difícil de calcular con precisión, ya que muchos casos están mal diagnosticados o no registrados, afectando a hombres y mujeres de todas las razas por igual. Los primeros estudios sobre este síndrome fueron descritos en 1963 por los doctores Jack Rubinstein y Hooshang Taybi.
El RTS puede ser causado por una mutación en los genes CREBBP o EP300, o por la pérdida de material genético del cromosoma 16. Estas mutaciones ocurren de manera espontánea, sin ser heredadas de los padres. La mayoría de los casos son esporádicos y no se transmiten de padres a hijos. Sin embargo, si una persona con RTS tiene hijos, existe un 50% de probabilidad de que estos hereden el síndrome. No existe cura para esta enfermedad, y el tratamiento que reciben los pacientes es sintomático y de apoyo.
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Las personas con RTS pueden presentar una variedad de problemas de salud, incluyendo afectaciones en el corazón y los riñones, alteraciones oculares, dentales y obesidad. Tienen un mayor riesgo de desarrollar ciertos tipos de leucemia y tumores cerebrales. A pesar de estos desafíos, muchos pacientes muestran un retraso en el desarrollo y discapacidad intelectual leve, y algunos pueden aprender a leer y realizar otras actividades con el apoyo adecuado. La cirugía puede mejorar la funcionalidad de los pulgares y dedos de los pies gruesos.
El Día Internacional del Síndrome de Rubinstein Taybi busca concienciar sobre esta rara enfermedad genética y sus implicaciones en la vida de quienes la padecen. La investigación y el apoyo a las familias son cruciales para mejorar la calidad de vida de estos pacientes. La sociedad y la comunidad médica deben trabajar en conjunto para proporcionar el cuidado y apoyo necesarios.