Los mosquitos son responsables de la transmisión de diversas enfermedades infecciosas que afectan a millones de personas en todo el mundo. Estos pequeños insectos, presentes en todas las regiones tropicales y subtropicales, son vectores de virus y parásitos que causan desde leves malestares hasta enfermedades mortales.
Con el aumento de las temperaturas y las lluvias, la proliferación de mosquitos se incrementa, elevando el riesgo de contagio y poniendo en alerta a las autoridades sanitarias. Entre las enfermedades más conocidas transmitidas por mosquitos que más se transmiten en México, se encuentran el dengue, el zika y la chikungunya.
El dengue, una enfermedad viral transmitida por el mosquito Aedes aegypti, es prevalente en regiones tropicales y subtropicales de Asia, América Latina y África. Los síntomas incluyen fiebre, dolores musculares y articulares, y erupciones cutáneas, lo que puede complicarse en su forma grave, conocida como dengue hemorrágico.
El virus del zika, transmitido por el mismo mosquito, ha sido asociado con malformaciones congénitas cuando afecta a mujeres embarazadas. A pesar de que la mayoría de los infectados presenta síntomas leves, como fiebre y erupciones, el impacto en la salud pública es significativo debido a su capacidad para causar microcefalia en recién nacidos.
La Chikungunya, es una enfermedad transmitida por los mosquitos Aedes aegypti y Aedes albopictus. Su nombre proviene del idioma makonde, y significa “doblarse” o “encorvarse”, haciendo referencia a la postura que adoptan los enfermos debido al intenso dolor que sufren sus articulaciones. Los síntomas incluyen fiebre, erupciones cutáneas y fatiga. Se puede prolongar por semanas o meses.
La propagación de estas enfermedades ocurre cuando un mosquito pica a una persona infectada y, posteriormente, transmite el virus a individuos sanos. Este ciclo de transmisión es particularmente preocupante en áreas densamente pobladas, donde las condiciones de saneamiento son deficientes y la acumulación de agua facilita la reproducción de mosquitos. La temporada de lluvias es especialmente peligrosa, ya que el agua estancada en recipientes y desechos se convierte en un criadero ideal para estos insectos.
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La prevención es la mejor estrategia para evitar la transmisión de enfermedades por mosquitos. Medidas como el uso de repelentes, ropa de manga larga y colores claros, y la instalación de mosquiteros en puertas y ventanas son esenciales. Además, es importante eliminar cualquier posible criadero de mosquitos, como recipientes con agua sin tapar y maleza en jardines y patios. Durante las campañas de fumigación, es importante colaborar con las autoridades abriendo puertas y ventanas para permitir la efectividad de los insecticidas.
Los mosquitos, aunque diminutos, representan una amenaza significativa para la salud pública global. La prevención y el control del entorno son clave para reducir el riesgo de contagio y proteger a las poblaciones más vulnerables.