El 30 de agosto se conmemora el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, una fecha que busca recordar a quienes han sido privados de su libertad y cuyo paradero sigue siendo desconocido. En México, esta problemática ha alcanzado niveles alarmantes, convirtiéndose en una crisis de derechos humanos que afecta a miles de familias y comunidades.
En México, las desapariciones forzadas han dejado cicatrices profundas tanto en las víctimas como en sus familiares. Las personas desaparecidas, muchas veces torturadas y temerosas de perder la vida, viven en una situación de constante incertidumbre y sufrimiento. Saben que sus familias desconocen su paradero y que es poco probable que alguien acuda en su ayuda. Al estar fuera del amparo de la ley, son vulnerables a violaciones graves de sus derechos humanos, incluyendo la tortura y, en muchos casos, el asesinato.
📢 México vive una crisis de DDHH con +116 mil personas desaparecidas.
— ARTICLE 19 MX-CA (@article19mex) August 30, 2024
Hoy Día internacional de las víctimas de desaparición forzada, colectivos de búsqueda colocan las fotos de sus familiares para recordarnos que lxs desaparecidxs nos hacen falta a todxs.
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Las familias de las víctimas, por su parte, experimentan una angustia constante. Viven entre la esperanza y la desesperación, esperando noticias que muchas veces nunca llegan. Además del dolor emocional, enfrentan consecuencias materiales significativas, ya que la búsqueda de una persona desaparecida es costosa. La incertidumbre sobre si su ser querido volverá alguna vez hace que la vida diaria sea un desafío continuo.
El Estado mexicano ha sido duramente criticado por su papel en las desapariciones forzadas, ya sea por acción directa o por omisión. En muchos casos, las desapariciones han sido perpetradas por fuerzas del Estado o por grupos armados que actúan con su consentimiento. A pesar de las denuncias y la presión internacional, la impunidad sigue siendo una constante en estos casos, lo que agrava aún más la situación.
La lucha contra las desapariciones forzadas en México ha sido encabezada, en gran medida, por las familias de las víctimas y organizaciones de derechos humanos. Estas organizaciones se enfrentan a un ambiente hostil, donde el acoso y la intimidación son frecuentes. Sin embargo, su perseverancia ha sido importante para mantener viva la memoria de las víctimas y presionar al gobierno para que actúe. En este contexto, la sociedad civil juega un papel vital al exigir justicia y apoyar a las familias en su búsqueda de verdad y reparación.
Aunque la situación en México es crítica, ha habido avances en la lucha contra las desapariciones forzadas. En 2017, se promulgó la Ley General en Materia de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición Cometida por Particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas. Esta ley establece mecanismos para la búsqueda de personas desaparecidas y la investigación de los casos, así como para la protección de los derechos de las víctimas y sus familias.
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Además, México ha ratificado la Convención Internacional para la Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas, comprometiéndose a implementar medidas para prevenir y sancionar este delito. Sin embargo, la aplicación efectiva de estas leyes y tratados sigue siendo un reto debido a la corrupción, la falta de recursos y la complicidad de las autoridades.