El 17 de junio marca el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, una fecha que subraya la importancia de combatir estos fenómenos que afectan a regiones en todo el mundo. La Asamblea General de las Naciones Unidas instituyó esta fecha en 1994 para concienciar sobre la necesidad de adoptar medidas conjuntas a nivel global, especialmente en zonas vulnerables como África.
La desertificación se refiere a la degradación de la tierra en zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, provocada principalmente por la actividad humana y las variaciones climáticas. Este fenómeno no significa el avance de los desiertos existentes, sino la degradación de tierras fértiles. La sobreexplotación de recursos, la deforestación, el sobrepastoreo, las malas prácticas de riego y la pobreza contribuyen significativamente a este proceso. La desertificación afecta a un tercio de la superficie del planeta y a millones de personas que dependen de estas tierras para su sustento.
La sequía, un desastre natural complejo, tiene un impacto devastador en la producción de alimentos, el abastecimiento de agua dulce y la estabilidad económica de las comunidades. Según la ONU, la sequía ha afectado a 2,700 millones de personas entre 1900 y 2019 y provocado 11.7 millones de muertes. Además, cada año, 55 millones de personas sufren sus efectos. La sequía puede desencadenar migraciones forzosas, hambrunas y la muerte de animales y personas, y sus impactos no distinguen entre países ricos o pobres.
LEER TAMBIÉN: Muerte de especies marinas por contaminación en Tamaulipas
Para enfrentar estos desafíos, es esencial la cooperación internacional y la implementación de soluciones sostenibles. La ONU destaca la importancia de la acción temprana y la participación comunitaria en la búsqueda de soluciones. Iniciativas como el Programa Hidrológico Internacional (PHI) y el Programa sobre el Hombre y la Biosfera (MAB) de la UNESCO proporcionan conocimientos científicos cruciales para abordar estos problemas. Además, invertir en la recuperación de tierras degradadas puede generar beneficios económicos significativos y mejorar la resiliencia de las comunidades.
El Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía nos recuerda la urgente necesidad de actuar colectivamente para preservar nuestros ecosistemas y garantizar un futuro sostenible. Adoptar medidas efectivas y cooperar a nivel internacional es fundamental para combatir estos fenómenos y proteger a las generaciones futuras.