Cada 12 de junio, el Día Mundial contra el trabajo infantil sirve como recordatorio de la necesidad urgente de erradicar esta problemática que afecta a millones de niños en todo el mundo, incluyendo a 3.7 millones en México.
El trabajo infantil comprende toda actividad laboral que los niños son demasiado jóvenes para realizar o que, por su naturaleza, daña su salud, seguridad o moralidad. En México, aproximadamente 3.7 millones de menores de entre cinco y 17 años están trabajando en condiciones desfavorables, con largas jornadas y bajo esquemas que limitan sus derechos básicos. Las cifras son alarmantes: 400,000 niños tienen entre cinco y nueve años, 1.5 millones entre 10 y 14 años y 1.8 millones son adolescentes de 15 a 17 años.
Las desigualdades estructurales están estrechamente ligadas al trabajo infantil. Este fenómeno se observa principalmente en las regiones rurales, entre la población migrante y en el sector agrícola. En México, tres de cada diez menores en situación de trabajo infantil no asisten a la escuela, afectando gravemente su educación y futuro. Según la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI) 2022, el 15% de los menores en esta situación laboran más de 48 horas a la semana, lo cual es superior a lo permitido para los adultos.
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México ha firmado convenios internacionales, como el Convenio 182 de la OIT sobre las peores formas de trabajo infantil, y se ha comprometido a reducir y eliminar esta problemática. Sin embargo, los avances han sido insuficientes. La OIT destaca la importancia de la protección social universal y las políticas públicas inclusivas para erradicar el trabajo infantil. En 2022, las autoridades mexicanas rescataron a 18 menores víctimas de explotación laboral en Michoacán, lo que muestra la necesidad de una acción coordinada y continua.
El trabajo infantil en México es un problema complejo y estructural que requiere una atención integral. Es fundamental seguir implementando políticas públicas inclusivas, fortalecer la protección social y garantizar que todos los niños tengan acceso a una educación de calidad y una vida libre de explotación.