Casi dos meses después de que fuera clausurada, la Plaza Izazaga 89 ha reabierto sus puertas. Aunque la incertidumbre continúa entre los comerciantes y clientes, pues no se ha confirmado si se cumplieron todas las medidas de remediación necesarias.
El pasado 11 de julio, Plaza Izazaga 89, un reconocido centro comercial de productos asiáticos en la Ciudad de México, fue clausurada debido a diversas irregularidades en materia de protección civil y permisos de comercialización. La clausura fue el resultado de varias anomalías detectadas por el Instituto de Verificación Administrativa (INVEA). Entre las irregularidades se destacaron la falta de permisos adecuados de uso de suelo, la fusión irregular de predios y la ausencia de medidas de protección civil como salidas de emergencia y extintores. Estas deficiencias ponían en riesgo tanto a comerciantes como a visitantes, lo que llevó a las autoridades a tomar medidas drásticas para garantizar la seguridad de todos.
A pesar de la reapertura de la plaza, las autoridades no han proporcionado información clara sobre si se han subsanado todas las irregularidades detectadas. Pero se puede observar la colocación de extintores y señalética de protección civil, lo que indica que se han realizado algunos esfuerzos para cumplir con las normativas. Sin embargo, aún persisten dudas sobre si estas medidas son suficientes para garantizar la seguridad de quienes frecuentan el centro comercial.
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Con la reapertura de Plaza Izazaga 89, algunos comerciantes han comenzado a retomar sus actividades, aunque muchos locales permanecen cerrados debido a que los propietarios están limpiando y organizando la mercancía. La afluencia de clientes ha sido considerablemente menor a la habitual, inclusive algunos compradores han expresado su frustración al encontrar sus proveedores habituales cerrados, lo que los obliga a buscar alternativas con precios más altos.
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La reapertura de Plaza Izazaga 89 trae consigo más preguntas que respuestas. Aunque algunos problemas parecen haber sido atendidos, la falta de comunicación clara por parte de las autoridades deja en duda la seguridad del lugar. La situación requiere una mayor transparencia para asegurar que tanto comerciantes como clientes puedan operar y comprar sin riesgos.