El 1 de enero de 2024, un terremoto de magnitud 7.6/7.5 sacudió la península de Noto, en la prefectura de Ishikawa, Japón. Este evento catastrófico no solo generó un tsunami, sino que también marcó un hito en la historia sísmica de la región del mar de Japón.
La península de Noto ha sido objeto de una serie de terremotos durante tres años, con este terremoto como el evento más significativo. Japón se encuentra en un límite convergente entre las placas del Pacífico, Filipinas, Okhotsk y Amuriana. Estos límites son conocidos por producir terremotos y tsunamis, con magnitudes que varían entre 6.8 y 7.9.
El USGS informó una magnitud de momento de 7.5 y una profundidad focal de 10 km. El mecanismo focal del terremoto se correspondió con una falla inversa superficial a lo largo de un plano inclinado hacia el noroeste o sureste. Se registraron aproximadamente 60 réplicas, con al menos siete de ellas de magnitud 5.0 o superior.
El terremoto provocó el colapso de al menos 50 casas en Wajima y numerosos daños en Ishikawa, Toyama y Niigata. En total, se informaron múltiples heridos y daños significativos en infraestructuras y edificaciones.
El Primer Ministro Fumio Kishida anunció la creación de un centro de emergencia especial para recopilar y difundir información sobre el terremoto y el tsunami. Se desplegaron 1,000 efectivos de las Fuerzas de Autodefensa de Japón en la región afectada, y se suspendieron los servicios de Shinkansen en partes centrales y orientales de Japón
Este terremoto en Japón en 2024 destaca la importancia de la preparación y resiliencia en áreas propensas a desastres naturales. La respuesta rápida y eficaz del gobierno y las agencias de emergencia demuestra la capacidad de Japón para enfrentar y superar tales desafíos.